Coloquio: Modelos estadísticos y dinámicos de envejecimiento cerebral
- 05-12-2024 14:00 |
- Aula 8
* Por Enzo Tagliazucchi
El problema único que la consciencia plantea a la física
Lo que llamamos usualmente “consciencia” es idéntico a nuestra experiencia de existir como humanos. El “azul” del azul, el sufrimiento de un dolor de muelas, la pasión o la tristeza se experimentan de manera subjetiva y privada por cada uno de nosotros. No obstante, la evidencia científica sugiere fuertemente que cada una de estas experiencias privadas se relaciona con eventos físicos objetivos que ocurren dentro de nuestro cerebro.
La física intenta encontrar explicaciones de la naturaleza en su nivel más fundamental. ¿Cuál ese el rol de la física en la explicación de la consciencia? ¿Una hipotetica teoría unificada de la física debería ser capaz de incluir en su poder explicativo por qué la descarga de neuronas en el cerebro al ver el color azul conlleva también una sensación experimentada por dicho cerebro, y por qué la sensación de ver el color es cómo es, y resulta distinta a la de ver el color rojo?
En otras palabras, la mayoría de los científicos y filósofos cree que el cerebro tiene una propiedad única no compartida por ningún otro objeto físico en el universo conocido: un punto de vista. Existe “qué se siente ser un cerebro” pero no existe “qué se siente ser un electrón” o “qué se siente ser un agujero negro”. ¿Cómo da cuenta la física de esta singularidad?
¿Por que un fotodiodo no es conciente?
Una de las teorías más promisorias sobre la conciencia fue desarrollada por el psiquiatra y neurocientífico Giulio Tononi1. La teoría puede explicarse a partir de una serie de experimentos mentales sencillos en la tradición de la física clásica.
Consideremos un fotodiodo; un dispositivo capaz de detectar la presencia o ausencia de luz más allá de determinado umbral. Un ser humano también puede “trabajar” de fotodiodo decidiendo la presencia o ausencia de luz y reportándolo. Sin embargo, a pesar de que funcionalmente el ser humano y el fotodiodo desempeñan una misma tarea, el fotodiodo no posee una sensación consciente de la presencia o ausencia de luz, mientras que el ser humano sí lo hace. ¿Por qué un fotodiodo no es consciente?
La respuesta reside en el repertorio de estados posibles del fotodiodo: la presencia o la ausencia de luz. En teoría de la información, determinar el estado del fotodiodo determina 1 bit de informacion. En cambio, el ser humano puede percibir la ausencia o presencia de luz, pero además puede estar en una cantidad inmensa de otros estados: pensemos en todas las posibles experiencias visuales que vivimos y viviremos a lo largo de la vida. Especificar el estado del cerebro, dado su enorme repertorio de posibles estados, determina un valor mucho más elevado de información.
Este argumento aparentemente trivial se complica cuando consideramos que el ojo humano posee una resolución aproximada de 500 megapixels, pero existen cámaras digitales en la actualidad que empujan su límite de resolución hasta 400 megapixels, es decir, que pueden capturar un repertorio de imágenes comparable al del ojo humano. ¿Significa que una cámara de 400 megapixels es consciente de las escenas visuales que captura? La respuesta es que no, dado que una cámara digital no es más que una colección de un número enorme de fotodiodos que capturan luz de manera independiente. En cambio, en el cerebro existe un proceso de integración – la información se combina para generar una escena unificada en la cual la información contenida en el sistema total es más que la suma de las contribuciones de sus sub-partes, dado que las mismas no son estadísticamente independientes-.
Tononi concluye que la consciencia surge de un balance de integración-segregación en el cerebro. El repertorio posible de estados se maximiza si cada neurona dispara de manera independiente de las otras, pero en este escenario no ocurre integración de dicha información. Por otro lado, en un escenario donde dicha integración es máxima todas las neuronas disparan en conjunto, pero entonces el número de estados es igual al de un fotodiodo. Estos dos ejemplos pueden mostrarse en concreto con condiciones neurológicas y farmacológicas asociadas a la pérdida de la consciencia:
1. En una crisis epiléptica la corteza cerebral se comporta de manera “biestable” –las neuronas o bien disparan sincronizadamente, o bien entran en un estado de quiescencia;
2. Bajo la influencia del anestésico disociativo ketamina, las neuronas pierden la capacidad de comunicarse entre sí y por lo tanto aumenta el repertorio posible de estados, pero a la vez se pierde la capacidad de integración.
Ilustracion del concepto de integración, segregación y su relación con el de complejidad2. En el panel superior, a la izquierda se muestra un display de televisión con un máximo nivel de segregación (i.e. ruido blanco, cada píxel se comporta de manera independiente). A la derecha, existe una mayor correlación entre el comportamiento de los píxeles. En un punto medio la complejidad del sistema es máxima, cuantificada en base al balance de integración y segregación de la dinámica del sistema.
El panel inferior ejemplifica lo mismo con la evolución temporal del acomplamiento de un grupo de neuronas A, B y C que se identifican con las partes media, derecha e izquierda del panel superior.
El primer prequisito para desarollar un teoria física sobre un fenómeno es ser capaz de medirlo y cuantificarlo. Posteriormente, el desarrollo de una teoría permite entender el mecanismo fundamental por el cual dicha medición es funcional. Por ejemplo, los primeros termómetros informaban la temperatura en una escala arbitraria y fueron fundamentales para el desarrollo de la termodinámica. El desarrollo de la mecánica estadística y el concepto de microestado permitieron a Max Planck formular la tercera ley de la termodinámica y por lo tanto encontrar una escala absoluta para medir temperaturas.
En el paper que recomiendo, Casali y colegas desarrollan un “termómetro” de la consciencia humana basado en las consideraciones teóricas propuestas por Giulio Tononi3. Siguiendo la tradición de muchos experimentos en física, a diferencia de un termómetro tradicional -que se basa en el cambio de una propiedad física de un material en equilibrio térmico con su entorno- Casali y colegas proponen un “termómetro perturbativo” para medir la consciencia humana. Fundamentalmente, la medición consiste en la aplicación de un pulso magnético focalizado a través del cráneo y la medición simultánea de la respuesta neuronal generada por dicho pulso, mediante la adquisición de electroencefalografía, una técnica que permite inferir de manera indirecta la actividad de poblaciones sincronizadas de neuronas en el cerebro.
Un cerebro que carece de consciencia tiene, de acuerdo a la teoria de Tononi, un repertorio muy reducido de estados. Por lo tanto, una perturbación externa del sistema solamente generaría una respuesta “simple” resultante del tránsito del sistema a través de estos pocos estados. En la terminología de la física estadística, el espacio de fases de los potenciales estados del cerebro inconsciente se encuentra ampliamente reducido respecto del cerebro consciente. En este caso, el pulso magnético aplicado por Casali y colegas es capaz de producir una respuesta compleja resultante de recorrer un espacio de fases expandido.
Clínicamente, el método propuesto en este trabajo tiene una importancia fundamental: ya no que no requiere que el paciente sea capaz de procesar información sensorial ni producir una respuesta comportamental o motora. Este el caso de muchos pacientes supuestamente “vegetativos” que se diagnostican de manera errónea por asumir que la falta de reactividad motora a estímulos sensoriales es una señal de inconsciencia, mientras el paciente puede en realidad estar plenamente consciente pero “desconectado” de su entorno. El “termómetro de la consciencia” de Casali permite distinguir estos pacientes de pacientes verdaderamente vegetativos (y ya se encuentra en aplicación en ciertos hospitales). También permite distinguir con gran precisión a una persona despierta de una persona dormida o bajo distintos tipos de anestesia.
Hacia una mecánica estadística de la consciencia
El trabajo de Casali y colegas generó un gran impacto en la comunidad neurocientífica básica y clínica, pero pienso que paso lamentablemente desapercibido para aquellos que entendemos a la consciencia como el resultado de un sistema dinámico complejo. En primer lugar, la definición de consciencia de Tononi admite una reformulación en términos de complejidad. De hecho, si consideramos un modelo clásico de la mecanica estadística -el modelo de Ising- las fases de dinámica integrada y segregada corresponden a las fases sub- y super-críticas, y el punto óptimo dónde surge un comportamiento complejo es en la transición de fase de segundo orden del modelo. Es sabido que en dicho punto la susceptibilidad del sistema es máxima, es decir, el sistema presenta un cambio maximal ante una perturbación externa – un resultado análogo al observado por Casali y colegas. Este resultado y otros similares fueron reproducidos computacionalmente por trabajo de nuestro grupo de investigación en el cual simulamos el comportamiento a gran escala del cerebro mediante un modelo que presenta una transición de fase de segundo orden4, 5.
Por lo tanto, pienso que el interés del trabajo experimental de Casali y colegas para un físico es instalar la noción de que la consciencia puede ser cuantificada mediante métodos robustos y reproducibles y basados en teorias matemáticas concretas. En este sentido, pienso que la neurociencia de la consciencia se encuentra en una transición similar a la ocurrida entre la termodinámica clásica y la mecánica estadística a fines del siglo XIX.
Quizas sea posible –y necesario- formular la teoria de Tononi en el lenguaje de la mecánica estadística. En esta formulación, el estado del cerebro no es más que un punto en un espacio de fases de enorme dimensión que representa todas las variables biológicas relevantes (conductancia de membranas, concentraciones de neurotransmisores, potenciales de acción viajando a lo largo de axones de neuronas, etc.). La dinámica de dicho punto puede verse atraída a ciertos puntos de metaestabilidad, es decir, a estados de cuasi-equilibrio que constituirían el “repertorio” de estados posibles del cerebro. La perdida de la consciencia se asociaría entonces a un cambio en dicho repertorio debido a la pérdida de puntos de metaestabilidad. No obstante, es posible que dicha pérdida sea solo aparente, causada por una pérdida de accesibildad entre puntos de metaestabilidad que continuan existiendo. Crucialmente, el experimento de Casali y colegas permite distinguir ambos escenarios dado que, al ser perturbativo, permite evaluar si el estado del sistema puede desplazarse entre distintos puntos de metaestabilidad de accesibilidad reducida. Esta situación se muestra en el diagrama utilizando el ejemplo de una pelota apoyada sobre una superficie con una serie de picos y valles, los cuales representan barreras de potencial y puntos de metaestabilidad, respectivamente (para que este ejemplo físico sea realmente quasi-estable debe asumirse una direccion transversal en la cual la dinámica es inestable)..
El diagrama ilustra el concepto de metaestabilidad de manera sencilla2. La evolución temporal del sistema desde t=0 a t=1 se muestra como el desplazamiento de una partícula en una superficie. Asumiendo dinámica inestable en la dirección transversal al diagrama, a la izquierda se muestra un sistema en el cual la energía de la partícula es suficiente para atravesar todos los puntos de metaestabilidad. En el medio, aumentar las barreras de potencial entre puntos causa que el sistema sea incapaz de transitar todos los puntos de metaestabilidad. Finalmente, en el escenario derecho solo existe un punto de metaestabilidad. El método perturbativo propuesto por Casali y colegas tiene la virtud de distinguir los últimos dos escenarios al entregar de manera externa al sistema energía en forma de un campo magnético localizado, y por lo tanto medir de manera perturbativa el repertorio de estados posibles del sistema, que se vincula -de acuerdo a la teoría de Tononi- con el nivel de consciencia.
¿Presenta la dinámica global del cerebro un repertorio de estados gobernado por una serie de puntos de metaestabilidad? ¿Qué mecanismo físico entre muchos posibles es responsable de esta metaestabilidad (e.g. ciclos heteroclinicos, ruinas de atractores, atractores no estables, etc.? ¿Qué mecanismos biológicos gobiernan la aparición/desaparición de puntos de metaestabilidad? ¿Es posible reformular completamente la teoria de Tononi utilizando las herramientas de la física estadísica? Éstas son algunas de las interrogantes que abre el apasionante experimento de Casali y colegas, que quizás quede en la historia como la primera cuantificación de la capacidad de poseer las sensaciones subjetivas que son la quintaesencia de nuestra identidad como seres humanos.
Referencias
1 Tononi, G. (2004). An information integration theory of consciousness. BMC neuroscience, 5(1), 42.
2 Cavanna, F., Vilas, M. G., Palmucci, M., & Tagliazucchi, E. (2017). Dynamic functional connectivity and brain metastability during altered states of consciousness. NeuroImage.
3 Casali, A. G., Gosseries, O., Rosanova, M., Boly, M., Sarasso, S., Casali, K. R., et al. (2013). A theoretically based index of consciousness independent of sensory processing and behavior. Science translational medicine, 5(198), 198ra105-198ra105.
4 Tagliazucchi, E., Chialvo, D. R., Siniatchkin, M., Amico, E., Brichant, J. F., Bonhomme, V., ... & Laureys, S. (2016). Large-scale signatures of unconsciousness are consistent with a departure from critical dynamics. Journal of The Royal Society Interface, 13(114), 20151027.
5 Tagliazucchi, E. (2017). The signatures of conscious access and its phenomenology are consistent with large-scale brain communication at criticality. Consciousness and cognition, 55, 136-147.
* Enzo Tagliazucchi es investigador del Instituto de Física de Buenos Aires de UBA-CONICET.